martes, 30 de junio de 2009

Criticas Cine: El manantial


PANORÁMICAS
Sesenta años de El manantial, la película liberal perfecta

Por Santiago Navajas

Los liberales tienen fama de ser tipos fríos e insensibles, calculadores y materialistas, metódicos y un tanto aburridos, burgueses encorbatados. Una pandilla de tenderos, de cerveceros benevolentes, prestos a satisfacer la mediocridad de las masas, a sacrificar los valores fuertes en aras de la dictadura de la taquilla, de la lista de los más vendidos. En definitiva, unos defensores del sentido común, hombres sin atributos, filisteos del best seller, esclavos de el-cliente-siempre-tiene-razón.
Y para la mayor parte de ellos el retrato es fidedigno. Sin embargo, existe un subtipo de liberal realmente salvaje, pasional, indómito. Individualista extremo, defensor de la libertad sin cortapisas y sin restricciones comunitaristas. Un ser humano que necesita de la libertad para hacer de su vida una obra de arte. Podríamos denominarlo libertariano. Incapaz de transigir con los dictados de las medianías, de plegarse a la inercia de la tradición, tiene un Yo tan poderoso que crea sus circunstancias en lugar de dejar que sean los imperativos sociales los que moldeen su espíritu. Lo que no es óbice para que de su acción se desprenda el mayor bien común, aunque nunca se inspire en la piedad, la compasión o la conmiseración hacia los demás, sería una forma de humillarlos y rebajarlos, sino precisamente como una emanación de su propia voluntad de poder.En estos días se cumplen sesenta años del estreno de El manantial, la película libertariana perfecta. Ayn Rand, la filósofa norteamericana, escribió el guión que adaptaba su propia novela del mismo título, la historia de un arquitecto, Howard Roark, que combinaba la originalidad extrema con la integridad absoluta. Roark se enfrentará a las masas representadas por un empresario periodístico sin escrúpulos, consciente de haber alcanzado el poder social pagando el precio de la vulgaridad, y un crítico de arquitectura que pone voz al resentimiento popular contra la grandeza del creador.

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