
jueves 26 de febrero de 2009
10 notas para explicar(me) El fósforo astillado
Juan Andrés García Román, El fósforo astillado; DVD Ediciones, Barcelona, 20081.
10 notas para explicar(me) El fósforo astillado
Juan Andrés García Román, El fósforo astillado; DVD Ediciones, Barcelona, 20081.
No lo entiendo, de modo que continúo; sigo sin entenderlo, así que sigo (sin entenderlo). Vamos a buscar algún punto de apoyo, porque uno necesita (lo sabían las serpientes de Horacio Quiroga y lo supo Arquímedes) un punto de apoyo para proyectar la fuerza. Buscaremos el apoyo en Rilke. / Primer error: Álvaro García se posa sobre mi conciencia y me dice que no debe juzgarse la obra de un poeta por la de los poetas que traduce; que consideraba errados a los críticos que juzgaban su Intemperie a partir de la poesía de Larkin, por ejemplo. Nada que decir. O sí, algo: 1.1. La crítica literaria es un error sistémico que genera nuevas dimensiones de acierto, aciertos mutantes. 1.2. Lo importante no es pensar qué puede haber de un poemario concreto traducido en la obra del traductor. Eso –de acuerdo con García– puede ser intrascendente. Pero hay una pregunta mucho más importante, más necesaria: ¿qué mueve a un poeta a traducir y/o estudiar a otro durante años? ¿Qué concita su atención como para dedicarle tanto tiempo? ¿Qué impele a Jordi Doce a volver, de un modo u otro -como al propio García-, sobre T. S. Eliot? ¿Qué fuerza impulsa a Riechmann a traducir a Brecht o a consagrar buena parte de su tiempo y su energía creativa a traducir por entero la obra de René Char? ¿Qué encaminó a Valente de forma fatal hacia Celan, qué amistad procura Rilke a Juan Andrés García Román para insistir con tanto cuidado en el trato continuo con el autor de las Elegías de Duino? No le demos más vueltas: una afinidad esencial. Esencial es una palabra peligrosa. Una afinidad. Ah, ya tenemos punto de apoyo, lancémonos, equivoquémonos, abracemos el error pues somos críticos. 1.3. Error segundo: toda crítica se hace a la intemperie. 1.4. Cien años después, los temas de Rilke y de Juan Andrés García Román son los mismos: la belleza como tema, la preocupación por la muerte, la belleza como problema, la desaparición en el otro, los límites del conocimiento como límites de la expresión. La categoría de sublime como objetivo a discutir (“Aún debes explicarme porque alternas tus tonterías con tus ‘sublimidades’ / Compréndeme. Es que, ¿sabes? cuando estás / a punto de decir, a las palabras que rodean la palabra / les entra la risa floja”, El fósforo astillado, p. 56). ¿Puedo seguir? ................
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