
“Frozen river (Río helado)” es una lección de cine: un estupendo guión, formidables interpretaciones, los escenarios que requiere la historia para cobrar todo su sentido y un ritmo alejado de las sacudidas adrenalíticas del peor cine comercial
No era la protagonista, pero desde luego Melissa Leo componía uno de los personajes que más se te quedaban grabados en la retina de aquella joya que era “Los tres entierros de Melquiades Estrada”. Hay algo en su rostro, marcado por el paso del tiempo, que tiene una enorme fuerza, que se ve además multiplicado por una capacidad interpretativa fuera de discusión. Así, los cinéfilos no pudimos estar más contentos cuando, en la última edición de los Oscars®, tanto ella como Richard Jenkins (otro habitual secundario que no había disfrutado del merecido reconocimiento) se llevaran su momento de gloria, por más que resultara imposible que se hicieran finalmente con la estatuilla.
En “Frozen river (Río helado)”, Leo compone a una madre coraje, abandonada por un marido ludópata que la ha dejado sin un centavo, con dos hijos (uno de ellos adolescente) y una caravana por pagar con la que aspira a levantar cabeza y tomar aire en medio de su triste existencia en la invernal frontera del estado de Nueva York con Canadá: una tierra yerta, cubierta de hielo y nieve, en la que el gran río congelado compone la mayor metáfora de un lugar donde cualquier atisbo de felicidad parece hibernar a la espera de tiempos mejores que nunca llegan. Una mujer que, para poder salir del paso y darle a sus hijos algo parecido a una Navidad y la expectativa de un futuro, acaba asociada con una india mohawk (Misty Upham) para ganar un dinero rápido pasando inmigrantes ilegales, aprovechando que la reserva india se extiende a ambos lados del río y la frontera, y que la policía estatal no tiene jurisdicción en las tierras de los indígenas.
No era la protagonista, pero desde luego Melissa Leo componía uno de los personajes que más se te quedaban grabados en la retina de aquella joya que era “Los tres entierros de Melquiades Estrada”. Hay algo en su rostro, marcado por el paso del tiempo, que tiene una enorme fuerza, que se ve además multiplicado por una capacidad interpretativa fuera de discusión. Así, los cinéfilos no pudimos estar más contentos cuando, en la última edición de los Oscars®, tanto ella como Richard Jenkins (otro habitual secundario que no había disfrutado del merecido reconocimiento) se llevaran su momento de gloria, por más que resultara imposible que se hicieran finalmente con la estatuilla.
En “Frozen river (Río helado)”, Leo compone a una madre coraje, abandonada por un marido ludópata que la ha dejado sin un centavo, con dos hijos (uno de ellos adolescente) y una caravana por pagar con la que aspira a levantar cabeza y tomar aire en medio de su triste existencia en la invernal frontera del estado de Nueva York con Canadá: una tierra yerta, cubierta de hielo y nieve, en la que el gran río congelado compone la mayor metáfora de un lugar donde cualquier atisbo de felicidad parece hibernar a la espera de tiempos mejores que nunca llegan. Una mujer que, para poder salir del paso y darle a sus hijos algo parecido a una Navidad y la expectativa de un futuro, acaba asociada con una india mohawk (Misty Upham) para ganar un dinero rápido pasando inmigrantes ilegales, aprovechando que la reserva india se extiende a ambos lados del río y la frontera, y que la policía estatal no tiene jurisdicción en las tierras de los indígenas.
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