De verdad, con la mano en el corazón, no intento convencer a nadie. ¿Cuál fue la idea, la persona o el colectivo que más ha contribuido estos años al bienestar de la gente? Empezaré aparcando o apartando los lugares comunes más frecuentes, los que partiendo de una supuesta separación entre objetivos sociales y de mercado o económicos defienden una u otra opción como la más meritoria. Son los mismos que nos siguen dividiendo en gente de derechas e izquierdas o ignaros y medianamente informados. Tanto unos como otros asumen, para tildar de adversario ideológico al contrario, que éste no se ha enterado; que, en definitiva, no sabe. Ahora bien, es inconcebible imaginar que la mitad del país no sepa. Lo lógico es pensar que son ellos los que no saben.
Tampoco han contribuido al bienestar general los que desarrollaron el concepto del hombre como un ser agresivo y violento —”el hombre no es humano”, dijo un gran premio Nobel—. Los símbolos y la prolongación de esta naturaleza pérfida fueron las multinacionales y el imperialismo; su poder, sin embargo, es insignificante comparado con el poder de las ideas, con el poder de la mente… y de las emociones. Como había descubierto el budismo milenario mucho antes que el mundo occidental —”la naturaleza humana es benévola”, declaró el Dalai Lama—, no se puede sobrevalorar el poder de las ideas, de las emociones ni de su gestión
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Tampoco han contribuido al bienestar general los que desarrollaron el concepto del hombre como un ser agresivo y violento —”el hombre no es humano”, dijo un gran premio Nobel—. Los símbolos y la prolongación de esta naturaleza pérfida fueron las multinacionales y el imperialismo; su poder, sin embargo, es insignificante comparado con el poder de las ideas, con el poder de la mente… y de las emociones. Como había descubierto el budismo milenario mucho antes que el mundo occidental —”la naturaleza humana es benévola”, declaró el Dalai Lama—, no se puede sobrevalorar el poder de las ideas, de las emociones ni de su gestión