martes, 24 de marzo de 2009

A CIEGAS


Una mirada a las profundidades del Ser Humano
Por José Arce


Con Hollywood lanzado en un loca carrera sin freno en la que el objetivo es adaptar todo lo adaptable, ya sean cómics, libros o películas de nacionalidades extranjeras y clásicos propios, parece complicado encontrar un espacio para una mansa esperanza, para algún proyecto que se tome su tiempo en fraguar, y que se realice con el cuidado que requiere la traslación a nuestros días o al lenguaje cinematográfico moderno de obras de otros formatos o tiempos. Afortunadamente, fuera de la descomunal maquinaria yanqui aún queda un hueco ─dentro también, pero más pequeño─ que puede satisfacer al espectador, ya sea ajeno o conocedor del referente del que bebe lo que observa en la gran pantalla.

“A ciegas” transcurre en una ciudad indeterminada, en la que una extraña ceguera comienza a expandirse sin control. Es una marea blanca que lo arrasa todo, sumiendo a quienes contraen la enfermedad en un mar lechoso, denso, alejado de la negra oscuridad asociada a quienes han perdido la vista o han nacido sin ella. Cuando los organismos gubernamentales ya no sirven para nada, el hombre se enfrenta a sí mismo y a los demás… Si hay alguien apto a la hora de vestir con imágenes el maravilloso “Ensayo sobre la ceguera” de José Saramago, ese es Fernando Meirelles. Cineasta dotado de una sensibilidad desarmante a la hora de narrar sus historias, y perfecto conocedor del medio cinematográfico, se ha enfrentado con soltura y solvencia a un reto tremendo, puede que hermanado en algún modo con la odiada/admirada “El perfume”, la compleja pirueta de Tom Tykwer sobre la novela de Patrick Süskind. En ambos casos, acomodar con acierto textos profusamente descriptivos ─aunque menos, en este caso─ que relatan con pavor o pasión las virtudes de alguno de nuestros sentidos ─y el terror implícito a su pérdida─ no es tarea fácil.

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