
He leído ya algunos títulos de Murakami y aún sigo buscando dónde está el “genio”, el “gran novelista de nuestro tiempo” y el “maestro” del que varias críticas hablan. Una sola página de Pynchon o de Coetzee guarda más talento y mayor pregnancia en la memoria que After Dark. Las novelas de Murakami son propicias para personas que necesitan libros sin complicaciones, que se lean rapidito y “de un tirón”; ese tipo de novelas que interesan a quienes no gustan de eso que unos llaman alta literatura y otros literatura a secas. Leer las novelas de Murakami, al menos para mí, es pasar unas horas con la conciencia de que al rato (dos horas, dos días) se desvanecen de la memoria y pasan al limbo de los libros leídos sin ningún tipo de provecho. En El lamento de Portnoy dicen que la estructura temporal de After Dark coincide con la del ritmo de lectura, pero en mi caso no ha llegado ni a la mitad, será que leo muy rápido. Vargas Llosa decía que las novelas de Murakami son frívolas. A mí me parecen superficiales.
Leer artículo completo en el blog de Vicente Luis Mora